Un fotógrafo de bodas en Murcia

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Cuando se trata de fotografía de boda, hablamos de un tipo de fotografía donde la responsabilidad adquiere un papel fundamental. Se valora la destreza de un fotógrafo para tomar las imágenes en momentos que no se pueden repetir.

Las bodas en Murcia pueden llegar a ser un reto añadido cuando se celebran en verano o en temporada de mucho calor. Hay que estar preparado para todo. Haré un repaso de cómo a lo largo de diez años como fotógrafo de bodas he aprendido a estar preparado para cualquier imprevisto.

Tras la cámara hay una serie de circunstancias, hay una tecnología que ha ido evolucionando y perfeccionando, y al mismo tiempo yo, como fotógrafo, he hecho esa misma evolución.

En la preparación de una boda se tienen en cuenta algunos factores, que divido en tres:

El fotógrafo como persona.

Lo más importante sin lugar a duda es estar en las condiciones adecuadas antes de emprender cualquier reto como este. Para ello es fundamental cuidar la alimentación, el aseo, la vestimenta y sobre todo la mente. Una actitud positiva, afable, confiada, con ganas de disfrutar y explorar mis capacidades como fotógrafo hacen que efectivamente todo vaya rodado y el resultado sea indudablemente mejor.

La presión a la que se está expuesto es evidente, es una amalgama de acontecimientos que se van sucediendo con la intensidad propia del día más feliz de las vidas de dos personas y la gente que los acompaña. Por tanto, la exigencia es máxima. No todo vale, hay que dar lo mejor de uno mismo.

En el trato con la pareja trato de adaptarme a ellos para que el resultado sea tal y como quieren que sea, siendo siempre fiel a mi estilo, motivo por el cual me contratan. El hecho de hacer una sesión de preboda ayuda a que la relación con la pareja sea mas cercana y al mismo tiempo ayuda a que el día de la boda tengan más confianza en mí y en mi trabajo. Hago una fotografía de boda documental y trato de no invadir el espacio de la pareja, dejo que disfruten de su día sin atosigar, así las fotos resultantes son naturales y espontaneas.

Dónde y cuándo es la boda

Hoy día, gracias a Google Maps es relativamente sencillo establecer las localizaciones y llegar a la hora acordada. Pero no podemos confiar ciegamente en un sistema que puede fallar, como puede fallar cualquier cosa en un día clave.

Por esta razón preparo la ruta, investigo el lugar al que voy si no lo conozco previamente, los sitios donde puedo aparcar, y si en cualquier momento mi teléfono decide no responder puedo echar mano de uno de repuesto o bien tener la tranquilidad de que ya he explorado el mapa y sé conducir hasta el lugar de la celebración. Este es uno de los puntos críticos en una boda, estar allí, y estarlo a tiempo.

De esta forma invierto tiempo en preparar, apuntar los números de teléfono que pueda necesitar, las direcciones de cada sitio, su entorno, etc. Muchas cosas que tal vez nunca llegue a necesitar, pero que, si algo no va como lo previsto, puedo resolver rápidamente.

El equipo fotográfico

Las herramientas de un fotógrafo deben estar a punto. Como gran aficionado a la tecnología, también he disfrutado de los adelantos de marcas como Nikon o Canon, y no solo es un placer poder trabajar con los últimos modelos que hay en el mercado si no también una gran ventaja de cara al resultado.

La inversión en el equipo es necesaria, pero también la elección de este. No sirve cualquier cámara ni cualquier objetivo. Al realizar fotos de boda podemos encontrarnos con condiciones muy cambiantes, por ejemplo, las bodas en iglesias pueden ser un reto lumínico donde una cámara ha de responder correctamente, así como en la rapidez de los momentos bonitos que comparte la pareja con sus invitados.

En otro artículo hablo del equipo que llevo en mi mochila. Me gustaría recalcar aquí el concepto de eficiencia con el que identifico mi forma de trabajar y que determina en gran parte mi profesionalidad. Ser previsor y estar preparado para lo que venga.

En una ocasión tuve la mala suerte de que mi flash se estropeara. No soy muy asiduo a utilizar el flash, pero hay situaciones con tan poca luz que es inevitable su uso. En aquella ocasión fui inmediatamente a mi mochila para coger el flash que tenía de repuesto, y solo quedó en una anécdota.

La confianza la debo depositar en mi mismo, no en el equipo, por esta razón nunca llevo menos de dos cámaras, nunca llevo menos de 3 objetivos, y nunca echo en falta más baterías porque llevo encima más del doble de lo que necesito. Como mínimo, de todo el doble. Podemos verlo como una cuestión de estadística, de tranquilidad o simplemente de responsabilidad. Es un día importante, un trabajo importante, y no entiendo otra forma de hacerlo.