La Postboda es esa manera de revivir la sensación de ese día, de esos momentos. No se pueden predecir los días, ni las noches, ni cómo nos cambia todo en apenas unos segundos.
Solo el misterio nos permite vivir, solo el misterio, decía Federico García Lorca. Y así es, por mucho tiempo que dediquemos a planear, si no hay misterio, si no hay sorpresas, no hay magia.
Y cada boda está llena de sorpresas, de momentos, de auténtica magia. Cuando hacemos estas sesiones de Postboda dejamos atrás ese maravilloso día donde ocurrieron tantas cosas.
Y ella volvió a la playa, con su vestido de novia y su sonrisa puesta. Sin despegar la felicidad que lleva consigo vestido de traje. Aprovechamos este día de Postboda para capturar, sin prisas, sin nervios, esas imágenes tan importantes. Porque el día de la boda es tan corto y a la vez tan largo. Aprovechar cada minuto para disfrutar de la familia, los amigos, todas las personas importantes que os acompañan.
Y así decidimos hacer unas fotos en uno de esos atardeceres tan bonitos, tan fotogénicos. El sol que cae poco a poco y la luz que ilumina sus miradas. El Mar Mediterráneo tan cerca, la arena en los pies, los abrazos, los besos.
Es una sesión de fotos muy especial, aquí se une el mar y la montaña. Porque ya os disteis el sí quiero, porque ya formáis esa unión que tanto llevabais esperando. Porque habéis disfrutado de vuestro día especial, porque queréis tener los mejores recuerdos de vuestras vidas.
¿Qué os ha parecido esta Postboda?
Creo que es una sesión que merece la pena hacer. Recogemos en estas fotos todo lo que no nos dio tiempo a hacer durante la boda. Porque ya no hay nervios, ya no hay prisas. Es un día cualquiera relajado para poder cogerse de la mano y disfrutar de vosotros mismos.